25 de Mayo, 2013 |
Nacionales
Deforestación, la otra cara de las exportaciones
La apuesta por la soja y la carne como motores de
crecimiento económico se sigue cobrando un alto precio en los bosques,
que pierden miles de hectáreas todos los años pese a la moratoria de
tala en vigor.
En ese año, se impuso por ley la "deforestación cero", lo que redujo la
pérdida de bosques a 5.703 hectáreas en los primeros ocho meses de
2012, frente a las 110.000 de 2002 o la tala récord de 1986, cuando se
perdieron 289.000 hectáreas, según la misma fuente.
En Paraguay, el cumplimiento de las leyes ambientales "es deficiente o
nulo, en algunos lugares no se aplican", por lo que el ritmo de
destrucción de bosques "continúa siendo alarmante, como también lo es el
contrabando de maderas hacia Brasil", lamentó el coordinador de
Proyectos del WWF, César Balbuena.
"Los propietarios conocen las leyes pero no las quieren cumplir
excusándose en la falta de transparencia del Estado y la corrupción",
dijo a Efe Balbuena.
El WWF lucha por que el Gobierno mantenga su ley de "deforestación
cero" después de 2013, para evitar un regreso a la normativa de 1973,
que exigía a los productores agropecuarios y ganaderos conservar un 25
por ciento de la masa forestal de sus propiedades.
"En su inicio se hizo esta ley pensando que no era una prioridad la
conservación, el bosque era considerado algo que no daba beneficio al
país", lo que sumado a la falta de recursos estatales para el control
significó la destrucción de millones de árboles, según Balbuena.
La deforestación ilegal en Paraguay se produce principalmente en áreas
protegidas, reservas y parques naturales como el Bosque Atlántico del
Alto Paraná, situado en la frontera con Brasil, o la región del Chaco,
Reserva de la Biosfera situada en el norte del país y fronteriza con
Bolivia y Argentina.
El gran proceso de deforestación comenzó en la década de 1980 junto con
la industrialización de la agricultura en Paraguay, lo que dejó los
bosques "muy fragmentados y con muchos problemas en áreas que aún no
están protegidas", explicó Balbuena.
Las grandes plantaciones de soja, cada vez más extendidas por el país,
han desplazado a los productores ganaderos a la región del Chaco, donde
la tierra es mucho más barata y donde, según WWF, se están "repitiendo
los mismos errores" y la falta de control de la década de 1980 en la
región oriental.
En su último informe, la organización ecologista Guyrá Paraguay
constató que "el proceso de expansión de la frontera pecuaria hacia el
norte de Paraguay (Chaco) se ha mantenido constante a lo largo de 2012 y
continúa con la misma tendencia en 2013".
Según sus datos de monitoreo del Gran Chaco Americano -que comparten
Paraguay, Argentina y Bolivia-, sólo en abril pasado se deforestaron
41.464 hectáreas, de las que el 67 por ciento fueron en suelo paraguayo.
Con la exportación de soja y carne como grandes motores de la economía
-el sector primario representó el 25 % del PIB de 2012-, Paraguay se
enorgullece de ser capaz de dar de comer al mundo entero durante ocho
días con su producción de alimentos.
Para crear conciencia sobre el impacto de la deforestación, el país
cuenta con una iniciativa sin precedentes liderada por el director de la
Radio Ñanduti, Humberto Rubín, cuyo objetivo comenzó siendo la
reconstrucción del Bosque Atlántico del Alto Paraná.
El programa "A Todo Pulmón-Paraguay Respira" empezó hace cuatro años
con la aspiración de plantar siete millones de árboles y ahora la meta
son 50 millones, el 85 por ciento de ellos para reforestar el Bosque
Atlántico y los restantes para plantar en plazas, parques y avenidas de
todo Paraguay.
"Plantamos árboles y conciencia", describió a Efe Rubín, que se mostró entusiasmado con el devenir del proyecto.
"Ahora en el Chaco está lo más grave, regenerar un árbol allí puede
llevar 70 años y la gente prefiere tener soja o vacas, lo que provoca la
salvaje agresión a nuestros bosques", denunció el comunicador.
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