Ing. Agr. (M.Sc.) (H.Cs) Alfredo S.
Molinas M.; Como Asesor Agroambiental, como Ex ministro de Ambiente y Ex
Ministro de Agricultura y Ganadería de Paraguay, Actualmente Asesor de la
Presidencia de la Universidad San Carlos (USC), queremos compartir con los
lectores del blog un documento preparado hace unos meses en donde habíamos
analizado un documento denominado ESTRATEGIA DE FINANCIAMIENTO VERDE PARA SECTOR AFOLU.
I.- OBSERVACIONES TÉCNICAS
GENERALES
1.- Separación con la
realidad nacional productiva
El documento no parece
considerar de pleno las condiciones potenciales y sus limitaciones específicas
del sector productivo en Paraguay, como ejemplo especialmente en cuanto a los
costos y viabilidad económica de las medidas propuestas para agricultores y
ganaderos. Esta falta de análisis más realista o poco de la realidad nacional
sobre cómo estas estrategias afectarán la rentabilidad de los productores
podría llevar a su fracaso práctico.
2.- Enfoque excesivamente
teórico y burocrático
La estrategia planteada
describe múltiples ejes y líneas de acción, pero carece totalmente y no tiene
una hoja de ruta clara de implementación. Por lo que es una estrategia
totalmente teórica que parte de presuntos y supuestos que en la realidad es muy
burocrático y no son aplicables a la realidad en el terreno. Además, en un
contexto donde la capacidad institucional del propio sector público es
limitada.
3.- Falta de mecanismos de
apoyo financieros claros
Aunque se menciona la
necesidad de financiamiento verde, el documento no proporciona detalles sobre
incentivos específicos o accesibles para pequeños y medianos productores del
sector productivo. O sea, se habla de financiamiento, pero no se dice donde están
esos fondos. Los productores organizados y no organizados hace años vienen
escuchando este tipo de planes y estrategias y que hasta el momento no existe
apoyo en la implementación real y menos un acceso a créditos o financiamientos
verdes.
4.- Ausencia de criterios
de sostenibilidad económica
Las acciones propuestas
priorizan más bien los objetivos ambientales sin establecer claramente cómo se
alinean con la sostenibilidad económica y productiva del país. Una estrategia
efectiva debería equilibrar los objetivos ambientales con los del crecimiento
económico y la competitividad de los sectores agricultura, ganadería,
silvicultura y otros usos de la tierra, para que esta estrategia sea viable a
corto, mediano y por supuesto a largo plazo.
5.- Dependencia en fondos
internacionales inciertos
Gran parte del éxito de la
estrategia parece depender de la obtención de financiamiento internacional,
pero de antemano impone condiciones para los productores. Se siguen creando
nuevos condicionamientos y nadie aborda el tema de la falta de estos fondos y
si llegan quedan en las instituciones y permean al productor en el campo.
6.- Desbalance entre
adaptación y mitigación
La estrategia parece
inclinarse excesivamente hacia la mitigación de emisiones, mientras que el
contexto de Paraguay sugiere que las acciones de adaptación son
equivalentemente necesarias para proteger la producción agropecuaria de los
eventos climáticos extremos que ya están afectando al país.
7.- Deficiencias en las
consulta a actores del sector productivo
El documento no incluye evidencia de una consulta significativa y representativa a los productores, quienes serán los principales afectados por las medidas que propone esta estrategia.
II.- DESARROLLO DE ALGUNAS DE LAS
OBSERVACIONES TÉCNICAS GENERALES
1.- Desconexión con la
Realidad Productiva
a.)
Falta de análisis de viabilidad económica para los productores
El documento “Esta Estrategia
de Financiamiento Verde para sector AFOLU” presenta una serie de propuestas y
objetivos ambientales que, aunque ambiciosos, no consideran adecuadamente los
costos y la viabilidad económica para el sector agropecuario y ganadero en
Paraguay.
En un contexto productivo como
el paraguayo, es esencial equilibrar los objetivos de sostenibilidad ambiental
con los de rentabilidad económica, especialmente para pequeños y medianos
productores que operan con márgenes de ganancia reducidos.
Al carecer de un análisis
detallado sobre los costos operativos de implementar estas medidas, la
estrategia se desconecta de las capacidades financieras de los productores, lo
cual podría hacer impracticables muchas de las acciones propuestas.
b.)
Desconocimiento de las condiciones socioeconómicas del sector
El sector agropecuario y
ganadero de Paraguay enfrenta desafíos específicos en cuanto a financiamiento,
acceso a tecnologías y capacidad de adaptación. Sin embargo, el documento no
parece reflejar un entendimiento profundo de estas condiciones.
Se requiere una mayor
adaptación de la estrategia a la realidad socioeconómica de los productores
para que sea verdaderamente efectiva. La falta de enfoque en estas condiciones
implica que las propuestas, como la adopción de nuevas tecnologías y prácticas
sostenibles, no solo son difíciles de implementar, sino que también podrían
reducir la competitividad del sector en el mercado global si no se manejan
cuidadosamente.
c.)
Imposición de medidas sin considerar la adaptabilidad del sector
En lugar de ofrecer
recomendaciones que puedan integrarse gradualmente en las prácticas productivas
actuales, el documento parece imponer metas, condiciones y nuevos requisitos
sin un proceso adaptativo que permita una transición sostenible. No existe pruebas
de estudios o análisis que demuestren que esta estrategia podria tener un éxito
real
d.)
Riesgo de afectación negativa en la rentabilidad y competitividad del
sector
Al enfocarse en medidas
estrictas de financiamiento verde y sostenibilidad, la estrategia puede afectar
la competitividad del sector si no toma en cuenta la rentabilidad. En sectores
clave como la agricultura y la ganadería, es fundamental mantener la capacidad
de los productores para competir en mercados internacionales, donde el precio
es un factor crítico. Una implementación de políticas que priorice
exclusivamente la sostenibilidad ambiental, sin un respaldo económico sólido,
puede debilitar a los productores paraguayos frente a sus competidores.
2.- Enfoque excesivamente
teórico y burocrático
a.)
Complejidad sin concreción en la ejecución
La abundancia de términos
técnicos y conceptos abstractos hace que el documento sea difícil de aplicar de
forma concreta. Los productores y actores del sector necesitan una guía directa
y sencilla sobre cómo ejecutar las recomendaciones en su día a día y una
estrategia sin un enfoque práctico y simplificado puede convertirse en un
documento más de consulta teórica, y puede resultar difícil de aplicar en el
contexto del sector productivo paraguayo.
b.)
Carencia de metas medibles y objetivos concretos
El enfoque teórico del
documento es evidente en la falta de indicadores específicos y objetivos
cuantificables que permitan evaluar el éxito de las acciones propuestas. Sin
metas claras y medibles, resulta difícil monitorear los avances y ajustar la
estrategia según los resultados obtenidos. Esto crea un vacío en la
responsabilidad y transparencia de la estrategia, ya que no establece
parámetros definidos para medir su efectividad o áreas de mejora.
c.)
Exceso de dependencia en conceptos internacionales sin adaptación local
El documento se basa en muchos
conceptos y marcos de financiamiento climático internacionales sin adaptarlos
adecuadamente a las realidades de Paraguay. Aunque la adopción de estos
estándares puede ser útil, una estrategia que aplique enfoques internacionales
de manera directa y sin contextualización puede generar medidas y
procedimientos burocráticos que no sean compatibles con la capacidad operativa
local.
d.)
Desbalance entre planificación y acción
La estrategia dedica una
cantidad significativa de espacio a la planificación y la coordinación entre
diferentes organismos y entidades, pero no se enfoca lo suficiente en la
ejecución de acciones concretas y tangibles.
3.- Falta de consulta a
actores del sector productivo:
a.)
Ausencia de representatividad de los productores en el proceso de
planificación
El documento parece haberse
elaborado sin la participación activa de los actores clave del sector
productivo, como agricultores, ganaderos, cooperativas y gremios agropecuarios,
quienes poseen un conocimiento práctico y directo de los desafíos y oportunidades
en el terreno.
La falta de consulta con estos
actores reduce la representatividad de la estrategia, pues se pierde la
perspectiva de quienes serán los principales afectados e implementadores de las
acciones propuestas.
b.)
Desconocimiento de las necesidades y limitaciones de los productores
Sin la consulta a los
productores, es probable que la estrategia subestime o desconozca las
limitaciones económicas, técnicas y operativas que enfrentan en el día a día.
Por ejemplo, implementar prácticas sostenibles requiere conocimientos
específicos, tecnología y, en muchos casos, financiamiento, que no siempre
están disponibles para los pequeños y medianos productores.
c.)
Falta de adaptación de las acciones a la diversidad del sector
productivo
El sector agropecuario y
ganadero es diverso y comprende una gran variedad de productores, desde
pequeños agricultores hasta grandes empresas, con diferentes capacidades y
necesidades. Sin una consulta a estos actores, la estrategia tiende a adoptar
un enfoque general que puede no ajustarse a las realidades de cada segmento.
d.)
Escasa alineación entre las prioridades del sector y los objetivos de la
estrategia
El sector productivo tiene
prioridades clave, como la rentabilidad, la competitividad y la estabilidad
frente a riesgos climáticos. Sin embargo, al no consultar a los actores de este
sector, la estrategia podría estar imponiendo objetivos que no se alinean con
sus intereses o necesidades.
e.)
Riesgo de incompatibilidad entre las medidas propuestas y las prácticas
productivas
El documento puede estar
proponiendo medidas de sostenibilidad que resulten difíciles de implementar
para los productores debido a su falta de consulta en la fase de planificación.
Por ejemplo, ciertas prácticas sostenibles pueden no ser compatibles con los
ciclos de producción o los recursos disponibles en cada tipo de explotación.
Sin el conocimiento detallado
de las prácticas y limitaciones locales, la estrategia corre el riesgo de
imponer exigencias que choquen con las prácticas productivas actuales,
generando conflictos y desmotivación en el sector.
III.- CONCLUSION GENERAL
Los pequeños y medianos
productores, que representan una parte significativa de la producción agrícola
en naciones como Paraguay, enfrentan un desafío considerable al tratar de
cumplir con los criterios de financiamiento verde. Estos criterios a menudo implican
costos significativos, inversiones en tecnología y la adopción de
certificaciones que no están adaptadas a las realidades de muchos países en
desarrollo. Como resultado, un número significativo de productores queda
excluido del acceso a financiamiento y de la participación en mercados que
valoran la sostenibilidad.
La situación se complica aún
más si ya existen otras iniciativas como la Taxonomía Verde, que cumple una
función similar y, sin embargo, se superpone con las nuevas estrategias de
financiamiento verde. Este tipo de redundancia no solo crea confusión, sino que
también sobrecarga el sistema con procesos administrativos innecesarios y
complejos. El tiempo y los recursos que los productores necesitan para
gestionar esta carga administrativa pueden disuadirlos de participar en
programas de financiamiento que, en teoría, deberían apoyarles.
Además, los criterios de estas
estrategias están a menudo basados en estándares internacionales que no
consideran las realidades locales. Esto dificulta que los proyectos en países
en desarrollo cumplan con los requisitos necesarios para acceder al financiamiento,
especialmente aquellos que provienen de prácticas agrícolas tradicionales. La
desconexión entre los modelos de producción locales y los criterios de
sostenibilidad impuestos puede significar la exclusión de muchos productores
del acceso a fondos, lo que refuerza un ciclo de desigualdad y concentración de
recursos en manos de grandes productores que sí tienen la capacidad de
adaptarse.
En conclusión, aunque las
estrategias de financiamiento verde son fundamentales para un futuro
sostenible, su implementación debe considerar las realidades locales y evitar
cargas innecesarias que limiten el desarrollo y el acceso al financiamiento de
pequeños y medianos productores.
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