19 ago 2013

DIARIO - ABC

19 de Agosto de 2013

 

Contra la línea del desarrollo sostenible

El modelo conservacionista es la conservación a ultranza de la naturaleza. Nace justamente como oposición al modelo desarrollista (industrial). El conservacionismo se basa, sobre todo, en políticas de ahorro y está en contra de la idea del consumismo como base del desarrollo o del bienestar. También es contrario, en general, al uso de la fauna silvestre, no aceptando la caza, la pesca, la deforestación u otro tipo de actividades, mucho menos la mecanizada aplicada en la actividad agroganadera.
El modelo de desarrollo sostenible, sin embargo, articula bien el sector económico con lo ambiental y social. Esos son los tres pilares de la denominada economía verde. Utiliza los recursos naturales, moderadamente, sin comprometer a futuras generaciones. Es como decir: “No te comas las semillas con las que has de sembrar la cosecha del mañana”.
Para la designada ministra del Ambiente, María Cristina Morales, quien obtuvo una maestría en el sector en Venezuela, no existe diferencia entre conservacionismo y desarrollo sostenible.
Veremos en la práctica cómo lo aplica, ya que conceptualmente rema contra el discurso presidencial de desarrollo sostenible: de una producción limpia, de uso de las energías renovables y de medidas que atraigan a inversores extranjeros para fortalecer los rubros que exporta el país.

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Medio Ambiente

El medio ambiente debe ser considerado como parte integral y armónica del conjunto de tareas que garanticen el desarrollo sostenible de un país como Paraguay (Molinas 2006).

El problema de la sostenibilidad es en el fondo un problema de desarrollo, de erradicación de la pobreza, de educación colectiva, de mentalidad y hábitos sociales, de cultura política, de mecanismos institucionales que incorporen la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, de nuevas formas de producir y de consumir, de equidad y cooperación en las relaciones internacionales, se trata, en suma, de colocar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones, porque si las personas no están protegidas, la naturaleza tendrá, entonces, pocas oportunidades.

Para avanzar verdaderamente hacia el desarrollo sostenible debemos asumir nuestra responsabilidad local con enfoque global en la lucha que la humanidad esta encarando por preservar en el largo plazo los ciclos vitales de la vida de los que depende la existencia misma del ser humano sobre la tierra, debemos hacer un esfuerzo local con perspectiva global (Molinas 2008).

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