09 de Diciembre de 2013
| SEAM APRUEBA TODO “POR ORDEN SUPERIOR”, SIN CRITERIOFalta de transparencia sobre decisiones del lago
En el caso del lago Ypacaraí se ocultan informaciones y las que se dan
son parciales y tendenciosas. Nadie sabe nada sobre dos proyectos que se
ejecutan, tanto por coreanos (filtrado) como por españoles (enzimas).
Los mismos fueron autorizados por “orden superior” en la Secretaría del
Ambiente (Seam).
El
lago Ypacaraí aparenta estar limpio. Las lluvias arrastraron y
limpiaron la superficie, pero las cianobacterias siguen allí. / ABC
Color
Tomemos nada más como ejemplo los datos de los análisis que son efectuados por dos instituciones del Estado, cuyos presupuestos son solventados por la ciudadanía, como la Dirección General de Salud (Digesa), dependiente del Ministerio de Salud Pública, y por el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (Cemit), dependiente de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
Cada una estas instituciones realizan análisis del lago, pero no los difunden públicamente. Lo más preocupante y llamativo es Digesa, que a principio de este año tuvo datos sobre presencia de cianobacterias en aguas que distribuye la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) a la población de San Bernardino, pero lo calló, aunque es organismo de Salud Pública.
El Cemit realiza análisis a pedido de los clientes, en este caso la Essap, y solo pasa los resultados a dicha empresa que maneja dos informes y da a conocer solo aquel que menos compromete a la misma, sin importar la salud de la población que sirve, a la cual oculta datos reales.
Este hecho se evidenció recientemente cuando la Essap resalta un informe de Digesa donde aparecen menos cianobacterias en las aguas que sirve, pero no aclara que solo es sobre una especie. Mientras, ocultó el informe del Cemit que contiene datos de la casi totalidad de cianobacterias, cuya cantidad es muy superior a los valores permisibles establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A esta campaña de desinformación se suma un hecho llamativo y curioso: casi en el mismo tiempo y en el mismo lugar, los resultados obtenidos por Digesa y el Cemit son diametralmente diferentes.
No se aclaró aún cuál es la causa de tales diferencias y con qué quedarnos. ¿Se deberá buscar un tercer laboratorio que pueda corroborar dichos estudios, entonces?
En administraciones anteriores de ambas instituciones se conocían los resultados y la presencia de cianobacterias en el agua de Essap que la población estaba consumiendo en San Bernardino, y no se tomaron medidas.
El deber de informar
Lo público debe ser público, y no con la aseveración de que “información es poder” se estén guardando los resultados dándolos a conocer a destiempo y en cuentagotas.
Las resoluciones se están tomando en base a esos resultados y todos debemos conocerlos, inclusive anunciando con antelación cuándo y dónde van a ser tomadas las muestras.
Las mismas deben ser en forma abierta para que no hayan dudas.
Proyectos pilotos
En el caso de los proyectos pilotos que se están llevando a cabo tanto en Areguá como en San Bernardino, también se evidencia que el interés fundamental es el económico coyuntural veraniego y no la solución de todo el lago.
Por lo menos los coreanos son más serios y aclaran bien que lo que están realizando es de uso reducido, que es un método utilizado en Corea para tratamiento de aguas cloacales y consiste principalmente en reducir las cantidades de fósforo y nitrógeno, así como retirar el sedimento del fondo.
Las cianobacterias serán consideradas en una etapa posterior si se pretende implementar el método en todo el lago.
Lo que están instalando ahora es un sistema de tratamiento para una zona aislada del lago, de 300 metros por 80 metros (tamaño de tres manzanas), que no puede verse como la solución total.
Insisten también en que solo limpiando no se van a conseguir resultados si la contaminación sigue entrando por los arroyos (Yukyry y Pirayú).
Por otro lado, la empresa multinacional Europea Gold SA, que trabaja en San Bernardino, presenta unas máquinas que llaman la atención así como unos teléfonos y direcciones en Luque, las cuales son inexistentes (el local no está donde dice que está).
Tampoco las referencias internacionales pudieron ser constatadas, lo que abre dudas sobre los mismos, de los responsables de la venida de los supuestos expertos, de sus métodos y también de sus fines.
Ambos proyectos fueron aprobados directamente por la ministra del Ambiente, María Cristina Morales, sin contar con un informe técnico, ya que los funcionarios de la Seam no participaron del proceso, ni se les dio la ocasión de estudiarlos técnicamente.
Las desprolijidades son notorias en el caso del lago Ypacaraí, que así las cosas seguirá siendo un vertedero de desechos, con los contaminantes que cada vez se acumulan en las aguas y en el lecho del mismo.
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