9 ago 2010

BUENAS PRÁCTICAS EN LOS EMPRENDIMIENTOS AGRO-EMPRESARIALES


BUENAS PRÁCTICAS EN LOS EMPRENDIMIENTOS AGRO-EMPRESARIALES
Los agro-exportadores en Paraguay están aplicando un manejo adecuado de los residuos líquidos y sólidos, denominados como buenas prácticas en sus actividades agro-empresariales:






 
1.- Los productos sobrantes de las aplicaciones de plaguicidas y las aguas de lavado de los pulverizadores, estos equipos son rociamos en un sitio de barbecho debidamente identificado y alejado de las fuentes de agua.
2.- Se debe realizar un triple lavado de los envases de plaguicidas cuando están vacíos, además se perforan sin destruir la etiqueta y se guardan en un sitio aparte y restringido hasta entregarlos al representante de las empresas de los cuales se adquirió, que promueve esta actividad.
3.- Cuando hay material o producto vegetal resultante o sobrantes de las actividades fitosanitarias, se deben retirar y ser enterrados.
4.- Los productos de desecho identificamos y cuantificados en todas las áreas de la unidad productiva como ser cartones, rastrojos de cosecha, combustibles etc., con el fin de definir la gestión para cada uno de los residuos.
5.- Después de identificar y cuantificar los residuos diseñamos un plan para evitar o reducir la contaminación con la adecuada disposición final de los mismos, ya sea para enviarlos a reutilización, reciclaje o compostaje.
6.- Los residuos orgánicos provenientes de las viviendas, porquerizas, corrales como parte de la las instalaciones de la unidades productivas agro-empresariales deberán tener y ser construido técnicamente para su control.

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Medio Ambiente

El medio ambiente debe ser considerado como parte integral y armónica del conjunto de tareas que garanticen el desarrollo sostenible de un país como Paraguay (Molinas 2006).

El problema de la sostenibilidad es en el fondo un problema de desarrollo, de erradicación de la pobreza, de educación colectiva, de mentalidad y hábitos sociales, de cultura política, de mecanismos institucionales que incorporen la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, de nuevas formas de producir y de consumir, de equidad y cooperación en las relaciones internacionales, se trata, en suma, de colocar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones, porque si las personas no están protegidas, la naturaleza tendrá, entonces, pocas oportunidades.

Para avanzar verdaderamente hacia el desarrollo sostenible debemos asumir nuestra responsabilidad local con enfoque global en la lucha que la humanidad esta encarando por preservar en el largo plazo los ciclos vitales de la vida de los que depende la existencia misma del ser humano sobre la tierra, debemos hacer un esfuerzo local con perspectiva global (Molinas 2008).

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