Ing. Agr. (M.Sc.) (H.Cs) Alfredo S. Molinas M.; Como Asesor Agroambiental, como Ex ministro de Ambiente y Ex Ministro de Agricultura y Ganadería de Paraguay, Actualmente Asesor de la Presidencia de la Universidad San Carlos (USC), me permito publicar esta opinión sobre el fracaso de las COP que se están dando en las convenciones de cambio climático, biodiversidad y otros foros, para el debate y discusión de los visitantes de este BLOG.
I.- INTRODUCCION
1.- Durante casi tres décadas, las Conferencias
de las Partes (COP) se presentaron como el principal espacio global para
acordar medidas climáticas. Sin embargo, las negociaciones de los últimos años
muestran un patrón preocupante: el proceso internacional está estancado,
politizado y comerciales, cada vez más desconectado de las realidades
productivas de países como Paraguay.
En lugar de orientar decisiones basadas en
evidencia, las COP se han convertido en espacios donde prevalecen intereses
geopolíticos y comerciales con sus promesas incumplidas y discusiones que
avanzan más lento que los impactos del cambio climático.
II.- HOY SIN RUMBO GLOBAL EN NEGOCIACIONES
SOBRE CAMBIO CLIMATICO
1.- Las circunstancias internacionales
geopolíticas donde están primando aspectos políticos y no técnicos y menos de
ciencia que están ensombreciendo los espacios de discusiones y negociaciones
internacionales que existen a nivel global.
2.- Esto no solo ocurre en la convención de
cambio climático sino en todas las convenciones, donde grupos de países no
presentan discusiones técnicos científicos sino políticos, comerciales y
sociales que buscan mas bien ganar aliados políticos globales que encaminarse a
la ciencia verdadera pata combatir el cambio climático glogal.
3.- El sistema multilateral perdió totalmente
el rumbo y enfrenta problemas estructurales graves, falta de cumplimiento real
de lo que dicen las convenciones, procesos englobados por intereses políticos y
negociaciones más bien comerciales interminables.
4.- La mayoría de los países, especialmente
aquellos que históricamente prometieron financiamiento climático, están muy
lejos de cumplir lo acordado. Muchos ofrecen hoy créditos disfrazados de “apoyo
climático”, mientras simultáneamente impulsan regulaciones comerciales que
afectan directamente a los países en desarrollo.
5.- Por otro lado las COP están cada vez más
influenciadas por bloques que buscan imponer sus propios criterios (por
ejemplo, la UE con sus regulaciones comerciales ambientales, o grandes emisores
que presionan para minimizar compromisos vinculantes).
6.- A esto se suma un creciente lobby de
organismos, consultoras y plataformas que promueven mercados de carbono como la
gran solución. En la práctica, estos mecanismos han generado más beneficios
para intermediarios que para productores y propietarios, incentivando un
mercado poco transparente.
7.- Por otro lado, existe presión a los países
para adherirse a tal o cual iniciativa de la narrativa climática porque caso
contrario el país no podrá ser sujeto de crédito o no será aceptado en tal o
cual grupo de países. Y en ese sentido, terminamos aceptando decisiones de las
COP que ni siquiera tenemos la capacidad real para implementarlas y por
supuestos afectan directamente a nuestra economía.
8.- En estas condiciones, ya no podemos esperar
que las COP definan el futuro de las acciones de nuestro país. Paraguay
necesita su propia hoja de ruta internacional que nos haga avanzar en forma autónoma,
estratégica y coherente.
III.- HOJA DE RUTA PROPIA
a) Diplomacia climática activa y no reactiva, en
lugar de reaccionar a normativas externas, Paraguay debe anticiparse:
-
Definir su
posición sobre uso de las tierras y sus suelo, bosques y cadenas productivas.
-
Construir
alianzas con países con desafíos similares.
-
Impulsar
posiciones comunes en materia de financiamiento, trazabilidad y mercados de
carbono.
b) Una narrativa nacional basada en evidencia y
ciencia. Paraguay tiene activos fuertes que hoy no están posicionados
internacionalmente:
-
Bajas
emisiones per cápita y una matriz eléctrica casi 100% renovable.
-
Sistemas
productivos intensivos eficientes, que emiten menos por tonelada producida que
otros países.
-
Amplias
oportunidades de mejora mediante agricultura regenerativa, manejo forestal
sostenible y ganadería climáticamente inteligente.
Esta evidencia debería transformarse en una
narrativa clara para incidir en las negociaciones y defender intereses
estratégicos.
c) Una política climática externa propia. Paraguay
necesita una política de relacionamiento climático internacional, con objetivos
definidos, como:
-
Defender
la competitividad de sus productos agropecuarios frente a barreras climáticas
comerciales.
-
Posicionar
sus logros y esfuerzos reales, no los discursos importados inaplicables en la
realidad nacional.
-
Atraer
financiamiento climático, priorizando adaptación, manejo del agua,
infraestructura rural y transición justa.
-
Desarrollar
un sistema nacional de información robusto para demostrar cumplimiento y trazabilidad.
-
Negociar
como país y no como espectador, participando activamente en foros donde se
deciden estándares globales.
IV.- CONCLUSIÓN: ESPERAR A LA COP ES UNA MALA
ESTRATEGIA
1.- Las COP seguirán existiendo, pero su
capacidad de producir acuerdos efectivos es cada vez menor. Para Paraguay, un
país altamente vulnerable y, a la vez, dependiente del comercio internacional, la
pasividad no es una opción.
2.- La respuesta no está en discursos ni en
culpar al multilateralismo, sino en posicionarse con una estrategia propia, que
proteja la producción nacional, fortalezca la resiliencia y permita participar
de manera inteligente en un sistema internacional cada vez más fragmentado.
3.- Paraguay ya no puede depender de decisiones
que se negocian a 10.000 kilómetros del país y sin tener en cuenta las realidad
y circunstancias nacionales. Debe construir su propio camino en materia de
sostenibilidad y buscar aliados técnicos y científicos.
V.- EL FRACASO DE LA COP30
1.- La COP30, que debía impulsar una nueva
etapa de implementación del Acuerdo de París, terminó evidenciando la profunda
crisis del sistema multilateral climático. Las expectativas eran altas, pero
los resultados fueron mínimos.
2.- Sin acuerdos concretos. No se aprobaron
nuevas metas, no hubo compromisos vinculantes y el documento final quedó
reducido a declaraciones generales sin mecanismos de cumplimiento.
3.- Bloques enfrentados. Países desarrollados,
grandes emisores y países en desarrollo mantuvieron posiciones
irreconciliables. Las negociaciones se centraron más en intereses geopolíticos
que en que los resultados de la ciencia.
4.- Financiamiento en retroceso. No hubo
avances en los fondos climáticos ni en montos nuevos; varios países insistieron
en ofrecer préstamos en lugar de financiamiento genuino, debilitando la
confianza entre las partes.
5.- Mercados de carbono estancados. No se
destrabó el Artículo 6 ni se acordaron reglas claras para los mercados de
carbono, dejando al sector productivo mundial, y especialmente a países
agroexportadores, en incertidumbre. Vender créditos de carbono que ningún país
reconoce sigue siendo un negocio incierto.
6.- Una COP desconectada de necesidades reales.
Nuevamente se ignoraron las particularidades de países que dependen del uso
sostenible del suelo y que requieren normas realistas, previsibles y basadas en
evidencia.
7.- En síntesis, la COP30 confirmó la parálisis
del sistema internacional. Para Paraguay, la lección es clara: no podemos
depender de estas negociaciones para orientar nuestra política climática. Es
indispensable construir una hoja de ruta propia, acorde a nuestras capacidades,
prioridades y propio modelo productivo.
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