1 dic 2025

LA COP YA NO FUNCIONA: POR QUÉ PARAGUAY NECESITA SU PROPIA HOJA DE RUTA INTERNACIONAL EN CAMBIO CLIMÁTICO

 Ing. Agr. (M.Sc.) (H.Cs) Alfredo S. Molinas M.; Como Asesor Agroambiental, como Ex ministro de Ambiente y Ex Ministro de Agricultura y Ganadería de Paraguay, Actualmente Asesor de la Presidencia de la Universidad San Carlos (USC), me permito publicar esta opinión sobre el fracaso de las COP que se están dando en las convenciones de cambio climático, biodiversidad y otros foros, para el debate y discusión de los visitantes de este BLOG.

I.- INTRODUCCION

1.- Durante casi tres décadas, las Conferencias de las Partes (COP) se presentaron como el principal espacio global para acordar medidas climáticas. Sin embargo, las negociaciones de los últimos años muestran un patrón preocupante: el proceso internacional está estancado, politizado y comerciales, cada vez más desconectado de las realidades productivas de países como Paraguay.

En lugar de orientar decisiones basadas en evidencia, las COP se han convertido en espacios donde prevalecen intereses geopolíticos y comerciales con sus promesas incumplidas y discusiones que avanzan más lento que los impactos del cambio climático.

II.- HOY SIN RUMBO GLOBAL EN NEGOCIACIONES SOBRE CAMBIO CLIMATICO

1.- Las circunstancias internacionales geopolíticas donde están primando aspectos políticos y no técnicos y menos de ciencia que están ensombreciendo los espacios de discusiones y negociaciones internacionales que existen a nivel global.

2.- Esto no solo ocurre en la convención de cambio climático sino en todas las convenciones, donde grupos de países no presentan discusiones técnicos científicos sino políticos, comerciales y sociales que buscan mas bien ganar aliados políticos globales que encaminarse a la ciencia verdadera pata combatir el cambio climático glogal.

3.- El sistema multilateral perdió totalmente el rumbo y enfrenta problemas estructurales graves, falta de cumplimiento real de lo que dicen las convenciones, procesos englobados por intereses políticos y negociaciones más bien comerciales interminables.

4.- La mayoría de los países, especialmente aquellos que históricamente prometieron financiamiento climático, están muy lejos de cumplir lo acordado. Muchos ofrecen hoy créditos disfrazados de “apoyo climático”, mientras simultáneamente impulsan regulaciones comerciales que afectan directamente a los países en desarrollo.

5.- Por otro lado las COP están cada vez más influenciadas por bloques que buscan imponer sus propios criterios (por ejemplo, la UE con sus regulaciones comerciales ambientales, o grandes emisores que presionan para minimizar compromisos vinculantes).

6.- A esto se suma un creciente lobby de organismos, consultoras y plataformas que promueven mercados de carbono como la gran solución. En la práctica, estos mecanismos han generado más beneficios para intermediarios que para productores y propietarios, incentivando un mercado poco transparente.

7.- Por otro lado, existe presión a los países para adherirse a tal o cual iniciativa de la narrativa climática porque caso contrario el país no podrá ser sujeto de crédito o no será aceptado en tal o cual grupo de países. Y en ese sentido, terminamos aceptando decisiones de las COP que ni siquiera tenemos la capacidad real para implementarlas y por supuestos afectan directamente a nuestra economía.

8.- En estas condiciones, ya no podemos esperar que las COP definan el futuro de las acciones de nuestro país. Paraguay necesita su propia hoja de ruta internacional que nos haga avanzar en forma autónoma, estratégica y coherente.

III.- HOJA DE RUTA PROPIA

a) Diplomacia climática activa y no reactiva, en lugar de reaccionar a normativas externas, Paraguay debe anticiparse:

-       Definir su posición sobre uso de las tierras y sus suelo, bosques y cadenas productivas.

-       Construir alianzas con países con desafíos similares.

-       Impulsar posiciones comunes en materia de financiamiento, trazabilidad y mercados de carbono.

b) Una narrativa nacional basada en evidencia y ciencia. Paraguay tiene activos fuertes que hoy no están posicionados internacionalmente:

-       Bajas emisiones per cápita y una matriz eléctrica casi 100% renovable.

-       Sistemas productivos intensivos eficientes, que emiten menos por tonelada producida que otros países.

-       Amplias oportunidades de mejora mediante agricultura regenerativa, manejo forestal sostenible y ganadería climáticamente inteligente.

Esta evidencia debería transformarse en una narrativa clara para incidir en las negociaciones y defender intereses estratégicos.

c) Una política climática externa propia. Paraguay necesita una política de relacionamiento climático internacional, con objetivos definidos, como:

-       Defender la competitividad de sus productos agropecuarios frente a barreras climáticas comerciales.

-       Posicionar sus logros y esfuerzos reales, no los discursos importados inaplicables en la realidad nacional.

-       Atraer financiamiento climático, priorizando adaptación, manejo del agua, infraestructura rural y transición justa.

-       Desarrollar un sistema nacional de información robusto para demostrar cumplimiento y trazabilidad.

-       Negociar como país y no como espectador, participando activamente en foros donde se deciden estándares globales.

IV.- CONCLUSIÓN: ESPERAR A LA COP ES UNA MALA ESTRATEGIA

1.- Las COP seguirán existiendo, pero su capacidad de producir acuerdos efectivos es cada vez menor. Para Paraguay, un país altamente vulnerable y, a la vez, dependiente del comercio internacional, la pasividad no es una opción.

2.- La respuesta no está en discursos ni en culpar al multilateralismo, sino en posicionarse con una estrategia propia, que proteja la producción nacional, fortalezca la resiliencia y permita participar de manera inteligente en un sistema internacional cada vez más fragmentado.

3.- Paraguay ya no puede depender de decisiones que se negocian a 10.000 kilómetros del país y sin tener en cuenta las realidad y circunstancias nacionales. Debe construir su propio camino en materia de sostenibilidad y buscar aliados técnicos y científicos.

V.- EL FRACASO DE LA COP30

1.- La COP30, que debía impulsar una nueva etapa de implementación del Acuerdo de París, terminó evidenciando la profunda crisis del sistema multilateral climático. Las expectativas eran altas, pero los resultados fueron mínimos.

2.- Sin acuerdos concretos. No se aprobaron nuevas metas, no hubo compromisos vinculantes y el documento final quedó reducido a declaraciones generales sin mecanismos de cumplimiento.

3.- Bloques enfrentados. Países desarrollados, grandes emisores y países en desarrollo mantuvieron posiciones irreconciliables. Las negociaciones se centraron más en intereses geopolíticos que en que los resultados de la ciencia.

4.- Financiamiento en retroceso. No hubo avances en los fondos climáticos ni en montos nuevos; varios países insistieron en ofrecer préstamos en lugar de financiamiento genuino, debilitando la confianza entre las partes.

5.- Mercados de carbono estancados. No se destrabó el Artículo 6 ni se acordaron reglas claras para los mercados de carbono, dejando al sector productivo mundial, y especialmente a países agroexportadores, en incertidumbre. Vender créditos de carbono que ningún país reconoce sigue siendo un negocio incierto.

6.- Una COP desconectada de necesidades reales. Nuevamente se ignoraron las particularidades de países que dependen del uso sostenible del suelo y que requieren normas realistas, previsibles y basadas en evidencia.

7.- En síntesis, la COP30 confirmó la parálisis del sistema internacional. Para Paraguay, la lección es clara: no podemos depender de estas negociaciones para orientar nuestra política climática. Es indispensable construir una hoja de ruta propia, acorde a nuestras capacidades, prioridades y propio modelo productivo.

 

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Medio Ambiente

El medio ambiente debe ser considerado como parte integral y armónica del conjunto de tareas que garanticen el desarrollo sostenible de un país como Paraguay (Molinas 2006).

El problema de la sostenibilidad es en el fondo un problema de desarrollo, de erradicación de la pobreza, de educación colectiva, de mentalidad y hábitos sociales, de cultura política, de mecanismos institucionales que incorporen la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, de nuevas formas de producir y de consumir, de equidad y cooperación en las relaciones internacionales, se trata, en suma, de colocar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones, porque si las personas no están protegidas, la naturaleza tendrá, entonces, pocas oportunidades.

Para avanzar verdaderamente hacia el desarrollo sostenible debemos asumir nuestra responsabilidad local con enfoque global en la lucha que la humanidad esta encarando por preservar en el largo plazo los ciclos vitales de la vida de los que depende la existencia misma del ser humano sobre la tierra, debemos hacer un esfuerzo local con perspectiva global (Molinas 2008).