8 feb 2014

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8 de febrero de 2014, 01:00

La Municipalidad de Asunción continúa sin pagar sus deudas

Es loable que la Municipalidad pretenda convertir a Asunción en capital verde de Latinoamérica. Sin embargo, mal puede erigirse en modelo en ese campo si la actual administración municipal es incapaz de mantener limpias las calles y conservarlas en buen estado, dotar de basureros los espacios públicos, recoger con regularidad los desechos domiciliarios, ordenar el tránsito, mejorar el servicio de transporte de pasajeros y obligar a los propietarios a tener veredas bien mantenidas. Si no puede cumplir sus obligaciones primarias con sus contribuyentes, difícilmente podrá hacerlo en otras áreas.

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La Comuna capitalina, con bombos y platillos, lanzó el proyecto que tiene como propósito lograr que Asunción sea la ciudad con el verde de mayor esplendor en Latinoamérica.
Aunque es mucho lo que hay que trabajar para aumentar la superficie arborizada, es loable la iniciativa. De concretarse, Asunción se volverá más saludable para todos sus habitantes ya que los árboles liberan oxígeno y capturan dióxido de carbono en su proceso de fotosíntesis.
El intendente municipal, Arnaldo Samaniego, y los concejales deben entender, sin embargo, que la capital hoy tiene urgencias tan importantes como el emprendimiento que aspira contribuir con la ecología. Las mismas deben ser abordadas de inmediato porque también atañen a la calidad de vida de los que pagan sus impuestos y los que llegan a la Capital por motivos laborales, académicos o de otra índole.
Los que se quejan porque en Asunción no se han mejorado los servicios tienen razón. A cada paso se encuentran argumentos para considerar que las actuales autoridades municipales no gerencian con eficacia la ciudad para ponerla a disposición de sus habitantes.
Hasta ahora Asunción es una ciudad carente de limpieza tanto en su microcentro como en sus polos de desarrollo actuales y en los barrios periféricos. La Municipalidad olvidó a sus aportantes que tienen que soportar la basura, papeles y plásticos desparramados por todas partes, restos de alimentos, charcos de agua e inmundicias diversas. Es una vergüenza.
La recolección domiciliaria de desperdicios no escapa al común denominador de ineficiencia que se ve en otros sectores.
El estado lamentable de muchas de sus calles continúa cargando sobre los hombros de los conductores y sus vehículos peligrosos baches, con el riesgo que ello representa. Los bacheos para cerrar los boquetes abiertos en el pavimento son tan precarios que al poco tiempo desaparece la cobertura y el agujero aumenta de tamaño.
Del caótico tránsito, mejor no hablar. Cada vez hay más embotellamientos de vehículos, las horas pico son insufribles y no hay controles en los lugares de mayor aglomeración de rodados. Ni siquiera el periodo de vacaciones de enero ha disminuido significativamente el vía crucis de desplazarse en vehículos El antiguo drama persiste sin que el Ejecutivo ni el Legislativo comunales se hayan dedicado seriamente a buscar soluciones en este ámbito.
El pésimo transporte público, las veredas que son un suplicio y los puntos críticos convertidos en vertiginosos raudales en días de lluvia son otras falencias tampoco resueltas por los actuales administradores de la vida de la Capital.
Ante esta realidad, que la Comuna siga con su proyecto de incrementar los espacios verdes para erigirse en líder latinoamericano, pero que también atienda con responsabilidad sus demás obligaciones ineludibles.

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Medio Ambiente

El medio ambiente debe ser considerado como parte integral y armónica del conjunto de tareas que garanticen el desarrollo sostenible de un país como Paraguay (Molinas 2006).

El problema de la sostenibilidad es en el fondo un problema de desarrollo, de erradicación de la pobreza, de educación colectiva, de mentalidad y hábitos sociales, de cultura política, de mecanismos institucionales que incorporen la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, de nuevas formas de producir y de consumir, de equidad y cooperación en las relaciones internacionales, se trata, en suma, de colocar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones, porque si las personas no están protegidas, la naturaleza tendrá, entonces, pocas oportunidades.

Para avanzar verdaderamente hacia el desarrollo sostenible debemos asumir nuestra responsabilidad local con enfoque global en la lucha que la humanidad esta encarando por preservar en el largo plazo los ciclos vitales de la vida de los que depende la existencia misma del ser humano sobre la tierra, debemos hacer un esfuerzo local con perspectiva global (Molinas 2008).

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