El desarrollo de la agricultura puede contribuir directamente a aliviar la pobreza de las zonas rurales dado que la mayor parte de los pobres que residen en esas zonas depende de la actividad agrícola como fuente de los pobres que residen en esas zonas depende de la actividad agrícola como fuente principal de sus ingresos y empleo.
También contribuye a mitigar la pobreza rural de manera indirecta dado que el estado en que encuentra la agricultura influencia ése de la economía rural no agrícola.
Además puede jugar un papel importante en el alivio de la pobreza en general ya que el sector agrícola contribuye de manera significativa al crecimiento económico en general a través de sus vinculaciones con otros sectores de la economía.
El creciente reconocimiento de la pobreza como la causa fundamental de los problemas del hambre y la malnutrición asigna al desarrollo agrícola un papel decisivo en los esfuerzos por mejorar la nutrición mediante el aumento de la cantidad, la calidad y la variedad de los suministros de alimentos, así como mediante la creación de oportunidades que permitan a los pobres obtener empleo e ingresos.
Desde el punto de vista de las políticas, es preciso conocer las características de los grupos de población que constituyen los sectores pobres de las zonas rurales.
La pobreza rural identifica a los pequeño agricultores, los campesinos sin tierra, las mujeres, los pastores nómadas, los pescadores artesanales, los grupos étnicos autóctonos y las personas desplazadas como los grupos funcionalmente vulnerables del sector rural, e indica que el alivio de la pobreza de cada uno de ellos quizá requiera distintos mecanismos y enfoques en materia de política.
Las menores oportunidades en materia de educación de que disponen las mujeres, sumadas a la limitación de acceso a los medios de producción, los obstáculos de carácter cultural que impiden la aceptación de algunos tipos de empleo, y la constante responsabilidad de los hijos, dificulta ulteriormente su fuga de la trampa de la pobreza.
El progreso en el alivio de la pobreza se refleja en la mejora de estos indicadores, relacionados con la pobreza, de privaciones en la nutrición, la salud y otras áreas.
Sin embargo, también se necesitaría una política social orientada directamente a las esferas de la nutrición, la salud, la educación y la vivienda.
El hecho de que países con ingresos per cápita similares tengan tasas muy diferentes de desnutrición, morbilidad y analfabetismo demuestra que existe un margen considerable para ese tipo de política.
Por lo que respecta a la relación entre el crecimiento agrícola y la pobreza rural, las indicaciones empíricas parecen apoyar la aseveración de sentido compón de que la distribución de los beneficios de una mayor producción agrícola reflejará aproximadamente la distribución inicial de los bienes productivos y del acceso a los insumos y servicios así como los cambios en la distribución de dichos bienes ocasionados por el propio proceso de crecimiento agrícola.
Por tanto, es posible que al crecimiento agrícola se acompañe un empeoramiento de la distribución de los ingresos. Además, si el deterioro es lo suficientemente grave, puede incluso determinar que algunos sectores de la población rural se vuelvan más pobres en términos absolutos.
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