1.- SISTEMAS DE
PRODUCCIÓN RETOS Y DESAFÍOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO:
Es de suma importancia determinar
que la agricultura en la “Región Oriental” presenta una estructura Bi-Modal;
una agricultura familiar cuyo sistema de producción se caracteriza por el bajo
nivel tecnológico y una producción diversificada, son unidades productivas de
pequeña escala y producen los productos de la canasta básica familiar de
nuestro país; y la agricultura tecnificada se caracteriza por tener un sistema
productivo es altamente competitivo basado en la capacitación permanente, utiliza
un nivel tecnológico alto, generando productos de buena calidad y rentabilidad,
con muy buena inserción en los mercados nacionales y de exportación.
Unidades Productivas de Pequeña
Escala y Producen los Productos de la Canasta Básica Familiar
En las unidades productivas
preferentemente agrícola”, donde para ambas estructura productiva bimodal
existe una manifestación cierta de todos los productores de la dificultad que
existe el riesgo de la poca sostenibilidad económica, social y ambiental de los
productores, donde los mismos sufren la degradación del recurso natural
productivo SUELO, generando como consecuencias, pérdidas de la productividad de
sus cultivos, disminuyendo la rentabilidad de unidades productivas, replicando
el modelo de los 80’s de utilización de la fertilidad del suelo recién
habilitado después del desmonte de las tierras habilitadas para uso agrícola.
Además, se puede manifestar que
existen otros DESAFÍOS CLAVES en los sistemas de producción agropecuaria y el
aprovechamiento forestal sostenible en unidades productivas del Paraguay; “que
van más allá de las mejoras sostenidas en la productividad de sus cultivos de
renta y autoconsumo como es la vulnerabilidad como país a los efectos negativos
del cambio climático (las intensas precipitaciones, heladas, vientos intensos y
granizadas extremas y poco previsibles), desafíos presentes de combatir estos
efecto negativos del cambio climático asociado además a la necesidad de
incorporar las denominadas BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS, PECUARIOS Y FORESTALES
que complementariamente contribuyan a CAPTURAR Y/O SECUESTRAR las Emisiones de
los Gases Efectos Invernaderos (GEI), especialmente carbono como CO2”.
Nuestra agricultura paraguaya “ha
venido desarrollando y aplicando las denominadas BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS de
la agricultura de conservación, potenciando en forma complementaria para
potenciar aquellas buenas prácticas agrícolas orientadas si o si a la
ADAPTACIÓN al cambio climático, donde entre estas buenas prácticas se puede
citar a la siembra directa, la rotación de cultivo (con abono verde y otros
rubros como soja, maíz, poroto, sésamo) abono verde de invierno (avena), curvas
a nivel, subsolado para romper el pie de arado, manejo integrado de plagas, y
el uso de variedades de alto rendimiento, resistente al ataque plagas y
enfermedades y tolerantes al calor extremos y las sequias producto de la
biotecnología”.
Aquellos productores que aplican
estas BUENAS PRÁCTICAS en la agricultura se denominada de conservación por el
uso y manejo racional del recurso productivo SUELO, además asevero además se
viene con estas buenas prácticas en los sistemas de producción un avance hacia
una AGRICULTURA SOSTENIBLE, yendo más allá de cada chacra individual, con un
enfoque de planificación de unidad productiva, incorporando los componentes
económicos, ambientales y sociales, donde entendemos que los sistemas
agroforestales son una herramienta más aplicables hoy entre los productores
para convertir la agricultura de conservación en agricultura cada vez más
sostenible.
En tanto, en la Región Occidental o
Chaco desde el 2005 la producción viene implementando sistemas productivos cada
vez más sostenibles, con estilos de producción de uso y manejo más racional de
los recursos naturales productivos y en armonía con el ambiente, por el cual
están y siguen desarrollando tecnologías apropiadas en las actividades
agropecuarias y de aprovechamiento forestales cada vez muchos más sustentables.
Estas estructura productivas de las
unidades agrícolas, pecuarias y/o aprovechamiento forestal de la Región
Oriental y la Región Occidental o Chaco actualmente plantean una gestión
ambiental incorporando en el uso y manejo de los recursos naturales ciertos
criterios de variables, elementos y/o factores ambientales que permitan a que
sus sistemas de producción califiquen con los principios y objetivos de una
Agricultura de Conservación; y además que estén avanzando cada vez más hacia
una Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI), pero todo esto con un enfoque
más integrado fuertemente interrelacionado con la seguridad alimentaria local y
global, con el crecimiento para el desarrollo y además adaptarse cada vez más a
los efectos perjudiciales del cambio climático global.
Esta Agricultura de Conservación
tiene como base la gestión integrada del Sistema de Siembra Directa (SSD) que
por más de 3 (tres) décadas; vienen generando una serie de beneficios: sobre
las propiedades físicas y químicas de los suelo; contribuye y mejora
sustancialmente su estructura, estructura y porosidad del suelos; aumenta del
contenido en materia orgánica, mejorando la fertilidad natural de los suelos;
almacenando CO2 (Dióxido Carbono) y contribuyendo con la biodiversidad, de los
suelos; y además mejora la infiltración, aumentando la capacidad de retención
de agua, disminuye la escorrentía y la evaporación directa en los suelos y
mejorando la calidad del agua.
2.- LOS PROCESOS EN LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO:
Los sistemas de producción en
relación del beneficio por el almacenando CO2 (Dióxido Carbono) en los suelos
de uso agrícolas, pecuarios y forestales de las unidades productivas o
agroecosistemas es un tema de suma importancia que viene tomado fuerza entre
los productores por están tomando conocimiento que sus suelos pueden ser unas
las reservas mayores de almacenamiento de CO2 (Dióxido de Carbono) y además un
potencial en la expansión del secuestro de CO2 (Dióxido de Carbono), y por lo
tanto proporcionan una manera prospectiva de mitigar concentración aumentada de
CO2 (Dióxido de Carbono).
Datos oficiales indican que
Paraguay absorbe aproximadamente el 30% de sus emisiones nacionales, donde
aproximadamente cada hectárea de bosque captura 1,4 toneladas de CO2 (Dióxido
de Carbono), pero esto es sin considerar el secuestro y el almacenamiento de
CO2 (Dióxido de Carbono); es justo y honesto incorporar en las mediciones y
cálculos oficiales y sumar a las absorciones, los secuestro de CO2 (Dióxido de
Carbono) que se dan durante la fase de crecimiento de los cultivos y de las
pasturas naturales e implantadas, y los almacenamientos del CO2 (Dióxido de
Carbono).
La nueva visión de los productores
del sector es que sus unidades de producción o agroecosistemas de aplicar
criterios y principios de una “Agricultura de Conservación” avancen hacia una
“Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI)”, como un planteamiento integrado
en la gestión de los paisajes considerando a los agroecosistemas o las unidades
productivas de tierras con cultivos, pasturas naturales y/o implantadas con
ganado y sus bosques; aborden 2 (dos) retos relacionados estrechamente como ser
la seguridad alimentaria local y global y los efectos perjudiciales de los
impactos del cambio climático global.
Para abordar y lograr que las
unidades productivas o agroecosistemas avancen de una “Agricultura de Conservación”
hacia una “Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI)”, deberá buscar y
lograr 3 (tres) efectos directos y en simultaneo como ser:
Mejora en la productividad: ordenar a que las acciones y
actividades del programa sean orientados y apunten a incrementar la
productividad de las unidades productivas o agroecosistemas de producción
sustentable y en función a ello aumentar y mejorar sus ingresos a través de
esta actividad económica, donde el concepto central de esto es la
intensificación sustentable de la producción.
Mayor capacidad de resiliencia: que las actividades y acciones de
la modernización y tecnificación que apunte y contribuyan de manera gradual,
armónica y significativamente en el corto plazo a reducir la exposición a los
riesgos negativos del cambio climático y de esa manera fortalecer a estas
unidades productivas agrícolas a la adaptación en el mediano y largo plazo,
además este nuevo enfoque de gestión permitirá contribuir con la preservación y
protección de los servicios ecosistémicos esenciales e integrar a los sistemas
productivos la conservación de los paisajes productivos.
Contribuir a disminuir las
emisiones: que las
actividades y acciones a planificar e implementar en las unidades productivas
se ordenen y orienten a contribuir con la reducción de las emisiones de Gases
de Efectos Invernaderos (GEI), incorporando mejores prácticas productivas y
adopción de nuevas tecnologías con especial atención a los procesos de la no
deforestación, manejo y conservación de los suelos, ambos como prácticas de
sumideros de CO2 (Dióxido de Carbono).
3.- LA PRODUCTIVIDAD CONTRIBUYE
ADAPTANDOSE A LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS:
Los productores en este proceso de
evolución de sus sistemas producción han aprendido en la práctica por más de 3
(tres) décadas vienen incorporando las buenas prácticas en tiempo y forma a sus
unidades productivas o agroecosistemas, mejorado sustancialmente la
productividad, contribuyen a ADAPTARSE a los efectos perjudiciales de los
impactos del cambio climático global, y además ayudan a reducir la emisiones de
los Gases Efectos Invernaderos (GEI); “mediante el secuestro CO2 (Dióxido de
Carbono) con tasa de fotosíntesis neta en positivo, la captura o adsorción de CO2 (Dióxido de Carbono) en las hojas,
tallos o ramas y raíces de las biomasa de los cultivos y pasturas, así como el
almacenamiento de CO2 (Dióxido de Carbono) en los suelos de sus unidades
productivas o agroecosistemas”.
Una herramienta técnica clave es la
PLANIFICACIÓN USO DE LAS TIERRAS con la implementación de las denominadas
BUENAS PRÁCTICAS como el conjunto coherente de acciones y/o actividades
aplicadas en los sistemas de producción que contribuyen específicamente al
mejoramiento de la rentabilidad, la productividad, uso y manejo más racional de
los recursos naturales de las unidades productivas o agroecosistemas. Además,
estas BUENAS PRÁCTICAS aplicados a los sistemas de producción agrícola,
pecuario y de aprovechamiento forestal contribuyen en el área influencia
directa e indirecta de sus unidades productivas o agroecosistemas a conservar
y/o restaurar los recursos naturales productivos y la conservación de la
biodiversidad.
Es bueno señalar que el 98% de los
propietarios de las unidades productivas o agroecosistemas de la Región
Oriental respetan la Ley N°2425/04 “Prohibición en la Región Oriental de las
Actividades de Transformación y Conversión de Superficies con Cobertura de
Bosques” y sus ampliaciones, optando más por el uso más intensivo y racional de
los recursos naturales productivos como el suelo y el agua, antes que
transformas territorios con bosques nativos remanentes, protectores y de
reservas legales para el uso agrícola o ganadero.
Estas BUENAS PRÁCTICAS aplicadas a
los sistemas de producción de las unidades productivas o agroecosistemas de la
Región Oriental que contribuyen con el mejoramiento de la productividad por la
adaptación y efecto colateral la mitigación de los efectos perjudiciales del
cambio climático son como BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS: la siembra directa; la
rotación de cultivos; uso de abonos verdes; y el uso de la biotecnología; y
BENAS PRÁCTICAS PECUARÍAS: se empezó a desarrollar el engorde intensivo
evitando en todo momento el cambio de uso de la tierra a expensas de los
bosques nativos para el uso agropecuario.
En tanto que en cada unidad
productiva o agroecosistemas de la Región Occidental o Chaco” en un 90% cuentan
como la aplicación de la BUENA PRÁCTICA de la formulación y aplicación de los
PLANES DE USO DE LA TIERRA y sus respectivos ESTUDIOS DE IMPACTO AMBIENTAL
aprobados legal y legítimamente, logrando así conservar el 25% y más de Reserva
Legal Forestal; que sumados a las Franjas Protección Forestal y sus Bosques de
Protectores de los cursos y fuentes de aguas, alcanzado en promedio por cada
unidad productiva de entre 40% a 45% de Cobertura Vegetal con Estratos Boscosos
en estas “unidades productivas o agroecosistemas” privadas, están más que nunca
contribuyendo así con la conservación y la protección de la biodiversidad ni la
vida silvestre del Chaco paraguayo.
Las BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS de
los sistemas de producción de las unidades productivas o agroecosistemas de la
Región Occidental o Chaco son: Manejo de los Recursos Hídricos; Siembra
Directa; Rotación de Cultivo; Época de Siembra; Barbecho Químico; Manejo
Integrado de Plagas (MIP); Selección de Especies y Variedades Adaptadas a la
Zona; Ordenamiento Predial en Base a la Capacidad Agrológica del Suelo;
Cultivos de Cobertura; Uso de Abonos Verdes y Cultivo Perpendicular a la
Dirección del Viento; y Nivelación del
Suelo y el No Uso del Fuego.
Las BUENAS PRÁCTICAS PECUARIO de
los sistemas de producción de las unidades productivas o agroecosistemas de la
Región Occidental o Chaco son: Manejo Adecuado de los Recursos Hídricos; Manejo
del Suelos; Selección de Especies y Variedades Adaptadas a la Zona;
Ordenamiento Predial en Base a la Capacidad Agrológica del Suelo; y Nivelación
del Suelo y el No Uso del Fuego; y Manejo Animal.
El sector productivo de Paraguay
entiende que el DESARROLLO SOSTENIBLE en nuestro país; es primeramente entender
y comprender que Paraguay es un país en vía de desarrollo, donde el crecimiento
económico y desarrollo social sostenido es la clave para avanzar y poder lograr
el desarrollo y combatir efectivamente la pobreza, por ello es adecuado determinar
como “desarrollo sostenible para el sector productivo del Paraguay” seguir
avanzado y buscando “mecanismos de convivencia, producción y consumo en armonía
con la naturaleza” como parte crucial del DESARROLLO SOSTENIBLE del Paraguay.
4.- AGRICULTURA CLIMÁTICAMENTE
INTELIGENTE (ACI) ALTERNATIVA VÁLIDA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO:
En síntesis, los productores sean
estos de la Región Oriental o la Región Occidental o Chaco reconocen que
avanzar de una Agricultura de Conservación hacia una Agricultura Climáticamente
Inteligente (ACI) plantea como objetivo el convertir sus unidades productivas o
agroecosistemas sean estos de uso agrícolas, pecuarios y/o de producción
forestal, en que incrementen de manera sustentable la productividad y
rentabilidad, una mayor resiliencia por la adaptación a los efectos
perjudiciales de los impactos del cambio climático global y complementariamente
contribuir a que se reduzca o elimine los Gases Efectos Invernaderos (GEI), sin
comprometer la contribución del sector productivo en los indicadores de las
metas y desafíos del crecimiento económico y desarrollo social del Paraguay.
Esta Agricultura Climáticamente
Inteligente (ACI) que el sector productivo plantea como base del desarrollo
sostenible productivo confirma categóricamente el compromiso del sector
agro-rural con los principios de buscar mecanismos de convivencia, producción y
consumo en armonía con la naturaleza como parte del “desarrollo sostenible”,
haciendo la puesta en valor del esfuerzo y la adopción de las buenas prácticas
en sus sistemas de producción en el uso y manejo racional de los recursos
naturales productivos en sus unidades productivas o agroecosistemas.
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