3 mar 2023

LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLAS, PECUARIOS Y FORESTALES VERSUS LAS BUENAS PRÁCTICAS INVESTIGADAS Y ADOPTADAS EN LAS UNIDADES PRODUCTIVAS ANTES LOS RETOS Y DESAFÍOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

1.- SISTEMAS DE PRODUCCIÓN RETOS Y DESAFÍOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO:

Es de suma importancia determinar que la agricultura en la “Región Oriental” presenta una estructura Bi-Modal; una agricultura familiar cuyo sistema de producción se caracteriza por el bajo nivel tecnológico y una producción diversificada, son unidades productivas de pequeña escala y producen los productos de la canasta básica familiar de nuestro país; y la agricultura tecnificada se caracteriza por tener un sistema productivo es altamente competitivo basado en la capacitación permanente, utiliza un nivel tecnológico alto, generando productos de buena calidad y rentabilidad, con muy buena inserción en los mercados nacionales y de exportación.

Unidades Productivas de Pequeña Escala y Producen los Productos de la Canasta Básica Familiar

En las unidades productivas preferentemente agrícola”, donde para ambas estructura productiva bimodal existe una manifestación cierta de todos los productores de la dificultad que existe el riesgo de la poca sostenibilidad económica, social y ambiental de los productores, donde los mismos sufren la degradación del recurso natural productivo SUELO, generando como consecuencias, pérdidas de la productividad de sus cultivos, disminuyendo la rentabilidad de unidades productivas, replicando el modelo de los 80’s de utilización de la fertilidad del suelo recién habilitado después del desmonte de las tierras habilitadas para uso agrícola.

Además, se puede manifestar que existen otros DESAFÍOS CLAVES en los sistemas de producción agropecuaria y el aprovechamiento forestal sostenible en unidades productivas del Paraguay; “que van más allá de las mejoras sostenidas en la productividad de sus cultivos de renta y autoconsumo como es la vulnerabilidad como país a los efectos negativos del cambio climático (las intensas precipitaciones, heladas, vientos intensos y granizadas extremas y poco previsibles), desafíos presentes de combatir estos efecto negativos del cambio climático asociado además a la necesidad de incorporar las denominadas BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS, PECUARIOS Y FORESTALES que complementariamente contribuyan a CAPTURAR Y/O SECUESTRAR las Emisiones de los Gases Efectos Invernaderos (GEI), especialmente carbono como CO2”.

Nuestra agricultura paraguaya “ha venido desarrollando y aplicando las denominadas BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS de la agricultura de conservación, potenciando en forma complementaria para potenciar aquellas buenas prácticas agrícolas orientadas si o si a la ADAPTACIÓN al cambio climático, donde entre estas buenas prácticas se puede citar a la siembra directa, la rotación de cultivo (con abono verde y otros rubros como soja, maíz, poroto, sésamo) abono verde de invierno (avena), curvas a nivel, subsolado para romper el pie de arado, manejo integrado de plagas, y el uso de variedades de alto rendimiento, resistente al ataque plagas y enfermedades y tolerantes al calor extremos y las sequias producto de la biotecnología”.

Aquellos productores que aplican estas BUENAS PRÁCTICAS en la agricultura se denominada de conservación por el uso y manejo racional del recurso productivo SUELO, además asevero además se viene con estas buenas prácticas en los sistemas de producción un avance hacia una AGRICULTURA SOSTENIBLE, yendo más allá de cada chacra individual, con un enfoque de planificación de unidad productiva, incorporando los componentes económicos, ambientales y sociales, donde entendemos que los sistemas agroforestales son una herramienta más aplicables hoy entre los productores para convertir la agricultura de conservación en agricultura cada vez más sostenible.

En tanto, en la Región Occidental o Chaco desde el 2005 la producción viene implementando sistemas productivos cada vez más sostenibles, con estilos de producción de uso y manejo más racional de los recursos naturales productivos y en armonía con el ambiente, por el cual están y siguen desarrollando tecnologías apropiadas en las actividades agropecuarias y de aprovechamiento forestales cada vez muchos más sustentables.

Estas estructura productivas de las unidades agrícolas, pecuarias y/o aprovechamiento forestal de la Región Oriental y la Región Occidental o Chaco actualmente plantean una gestión ambiental incorporando en el uso y manejo de los recursos naturales ciertos criterios de variables, elementos y/o factores ambientales que permitan a que sus sistemas de producción califiquen con los principios y objetivos de una Agricultura de Conservación; y además que estén avanzando cada vez más hacia una Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI), pero todo esto con un enfoque más integrado fuertemente interrelacionado con la seguridad alimentaria local y global, con el crecimiento para el desarrollo y además adaptarse cada vez más a los efectos perjudiciales del cambio climático global.

Esta Agricultura de Conservación tiene como base la gestión integrada del Sistema de Siembra Directa (SSD) que por más de 3 (tres) décadas; vienen generando una serie de beneficios: sobre las propiedades físicas y químicas de los suelo; contribuye y mejora sustancialmente su estructura, estructura y porosidad del suelos; aumenta del contenido en materia orgánica, mejorando la fertilidad natural de los suelos; almacenando CO2 (Dióxido Carbono) y contribuyendo con la biodiversidad, de los suelos; y además mejora la infiltración, aumentando la capacidad de retención de agua, disminuye la escorrentía y la evaporación directa en los suelos y mejorando la calidad del agua.

2.- LOS PROCESOS EN LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO:

Los sistemas de producción en relación del beneficio por el almacenando CO2 (Dióxido Carbono) en los suelos de uso agrícolas, pecuarios y forestales de las unidades productivas o agroecosistemas es un tema de suma importancia que viene tomado fuerza entre los productores por están tomando conocimiento que sus suelos pueden ser unas las reservas mayores de almacenamiento de CO2 (Dióxido de Carbono) y además un potencial en la expansión del secuestro de CO2 (Dióxido de Carbono), y por lo tanto proporcionan una manera prospectiva de mitigar concentración aumentada de CO2 (Dióxido de Carbono).

Datos oficiales indican que Paraguay absorbe aproximadamente el 30% de sus emisiones nacionales, donde aproximadamente cada hectárea de bosque captura 1,4 toneladas de CO2 (Dióxido de Carbono), pero esto es sin considerar el secuestro y el almacenamiento de CO2 (Dióxido de Carbono); es justo y honesto incorporar en las mediciones y cálculos oficiales y sumar a las absorciones, los secuestro de CO2 (Dióxido de Carbono) que se dan durante la fase de crecimiento de los cultivos y de las pasturas naturales e implantadas, y los almacenamientos del CO2 (Dióxido de Carbono).

La nueva visión de los productores del sector es que sus unidades de producción o agroecosistemas de aplicar criterios y principios de una “Agricultura de Conservación” avancen hacia una “Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI)”, como un planteamiento integrado en la gestión de los paisajes considerando a los agroecosistemas o las unidades productivas de tierras con cultivos, pasturas naturales y/o implantadas con ganado y sus bosques; aborden 2 (dos) retos relacionados estrechamente como ser la seguridad alimentaria local y global y los efectos perjudiciales de los impactos del cambio climático global.

Para abordar y lograr que las unidades productivas o agroecosistemas avancen de una “Agricultura de Conservación” hacia una “Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI)”, deberá buscar y lograr 3 (tres) efectos directos y en simultaneo como ser:

Mejora en la productividad: ordenar a que las acciones y actividades del programa sean orientados y apunten a incrementar la productividad de las unidades productivas o agroecosistemas de producción sustentable y en función a ello aumentar y mejorar sus ingresos a través de esta actividad económica, donde el concepto central de esto es la intensificación sustentable de la producción.

Mayor capacidad de resiliencia: que las actividades y acciones de la modernización y tecnificación que apunte y contribuyan de manera gradual, armónica y significativamente en el corto plazo a reducir la exposición a los riesgos negativos del cambio climático y de esa manera fortalecer a estas unidades productivas agrícolas a la adaptación en el mediano y largo plazo, además este nuevo enfoque de gestión permitirá contribuir con la preservación y protección de los servicios ecosistémicos esenciales e integrar a los sistemas productivos la conservación de los paisajes productivos.

Contribuir a disminuir las emisiones: que las actividades y acciones a planificar e implementar en las unidades productivas se ordenen y orienten a contribuir con la reducción de las emisiones de Gases de Efectos Invernaderos (GEI), incorporando mejores prácticas productivas y adopción de nuevas tecnologías con especial atención a los procesos de la no deforestación, manejo y conservación de los suelos, ambos como prácticas de sumideros de CO2 (Dióxido de Carbono).

3.- LA PRODUCTIVIDAD CONTRIBUYE ADAPTANDOSE A LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS:

Los productores en este proceso de evolución de sus sistemas producción han aprendido en la práctica por más de 3 (tres) décadas vienen incorporando las buenas prácticas en tiempo y forma a sus unidades productivas o agroecosistemas, mejorado sustancialmente la productividad, contribuyen a ADAPTARSE a los efectos perjudiciales de los impactos del cambio climático global, y además ayudan a reducir la emisiones de los Gases Efectos Invernaderos (GEI); “mediante el secuestro CO2 (Dióxido de Carbono) con tasa de fotosíntesis neta en positivo, la captura o adsorción  de CO2 (Dióxido de Carbono) en las hojas, tallos o ramas y raíces de las biomasa de los cultivos y pasturas, así como el almacenamiento de CO2 (Dióxido de Carbono) en los suelos de sus unidades productivas o agroecosistemas”.

Una herramienta técnica clave es la PLANIFICACIÓN USO DE LAS TIERRAS con la implementación de las denominadas BUENAS PRÁCTICAS como el conjunto coherente de acciones y/o actividades aplicadas en los sistemas de producción que contribuyen específicamente al mejoramiento de la rentabilidad, la productividad, uso y manejo más racional de los recursos naturales de las unidades productivas o agroecosistemas. Además, estas BUENAS PRÁCTICAS aplicados a los sistemas de producción agrícola, pecuario y de aprovechamiento forestal contribuyen en el área influencia directa e indirecta de sus unidades productivas o agroecosistemas a conservar y/o restaurar los recursos naturales productivos y la conservación de la biodiversidad.

Es bueno señalar que el 98% de los propietarios de las unidades productivas o agroecosistemas de la Región Oriental respetan la Ley N°2425/04 “Prohibición en la Región Oriental de las Actividades de Transformación y Conversión de Superficies con Cobertura de Bosques” y sus ampliaciones, optando más por el uso más intensivo y racional de los recursos naturales productivos como el suelo y el agua, antes que transformas territorios con bosques nativos remanentes, protectores y de reservas legales para el uso agrícola o ganadero.

Estas BUENAS PRÁCTICAS aplicadas a los sistemas de producción de las unidades productivas o agroecosistemas de la Región Oriental que contribuyen con el mejoramiento de la productividad por la adaptación y efecto colateral la mitigación de los efectos perjudiciales del cambio climático son como BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS: la siembra directa; la rotación de cultivos; uso de abonos verdes; y el uso de la biotecnología; y BENAS PRÁCTICAS PECUARÍAS: se empezó a desarrollar el engorde intensivo evitando en todo momento el cambio de uso de la tierra a expensas de los bosques nativos para el uso agropecuario.

En tanto que en cada unidad productiva o agroecosistemas de la Región Occidental o Chaco” en un 90% cuentan como la aplicación de la BUENA PRÁCTICA de la formulación y aplicación de los PLANES DE USO DE LA TIERRA y sus respectivos ESTUDIOS DE IMPACTO AMBIENTAL aprobados legal y legítimamente, logrando así conservar el 25% y más de Reserva Legal Forestal; que sumados a las Franjas Protección Forestal y sus Bosques de Protectores de los cursos y fuentes de aguas, alcanzado en promedio por cada unidad productiva de entre 40% a 45% de Cobertura Vegetal con Estratos Boscosos en estas “unidades productivas o agroecosistemas” privadas, están más que nunca contribuyendo así con la conservación y la protección de la biodiversidad ni la vida silvestre del Chaco paraguayo.

Las BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS de los sistemas de producción de las unidades productivas o agroecosistemas de la Región Occidental o Chaco son: Manejo de los Recursos Hídricos; Siembra Directa; Rotación de Cultivo; Época de Siembra; Barbecho Químico; Manejo Integrado de Plagas (MIP); Selección de Especies y Variedades Adaptadas a la Zona; Ordenamiento Predial en Base a la Capacidad Agrológica del Suelo; Cultivos de Cobertura; Uso de Abonos Verdes y Cultivo Perpendicular a la Dirección del Viento; y  Nivelación del Suelo y el No Uso del Fuego.

Las BUENAS PRÁCTICAS PECUARIO de los sistemas de producción de las unidades productivas o agroecosistemas de la Región Occidental o Chaco son: Manejo Adecuado de los Recursos Hídricos; Manejo del Suelos; Selección de Especies y Variedades Adaptadas a la Zona; Ordenamiento Predial en Base a la Capacidad Agrológica del Suelo; y Nivelación del Suelo y el No Uso del Fuego; y Manejo Animal.

El sector productivo de Paraguay entiende que el DESARROLLO SOSTENIBLE en nuestro país; es primeramente entender y comprender que Paraguay es un país en vía de desarrollo, donde el crecimiento económico y desarrollo social sostenido es la clave para avanzar y poder lograr el desarrollo y combatir efectivamente la pobreza, por ello es adecuado determinar como “desarrollo sostenible para el sector productivo del Paraguay” seguir avanzado y buscando “mecanismos de convivencia, producción y consumo en armonía con la naturaleza” como parte crucial del DESARROLLO SOSTENIBLE del Paraguay.

4.- AGRICULTURA CLIMÁTICAMENTE INTELIGENTE (ACI) ALTERNATIVA VÁLIDA ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO:

En síntesis, los productores sean estos de la Región Oriental o la Región Occidental o Chaco reconocen que avanzar de una Agricultura de Conservación hacia una Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI) plantea como objetivo el convertir sus unidades productivas o agroecosistemas sean estos de uso agrícolas, pecuarios y/o de producción forestal, en que incrementen de manera sustentable la productividad y rentabilidad, una mayor resiliencia por la adaptación a los efectos perjudiciales de los impactos del cambio climático global y complementariamente contribuir a que se reduzca o elimine los Gases Efectos Invernaderos (GEI), sin comprometer la contribución del sector productivo en los indicadores de las metas y desafíos del crecimiento económico y desarrollo social del Paraguay.

Esta Agricultura Climáticamente Inteligente (ACI) que el sector productivo plantea como base del desarrollo sostenible productivo confirma categóricamente el compromiso del sector agro-rural con los principios de buscar mecanismos de convivencia, producción y consumo en armonía con la naturaleza como parte del “desarrollo sostenible”, haciendo la puesta en valor del esfuerzo y la adopción de las buenas prácticas en sus sistemas de producción en el uso y manejo racional de los recursos naturales productivos en sus unidades productivas o agroecosistemas.

 

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Medio Ambiente

El medio ambiente debe ser considerado como parte integral y armónica del conjunto de tareas que garanticen el desarrollo sostenible de un país como Paraguay (Molinas 2006).

El problema de la sostenibilidad es en el fondo un problema de desarrollo, de erradicación de la pobreza, de educación colectiva, de mentalidad y hábitos sociales, de cultura política, de mecanismos institucionales que incorporen la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, de nuevas formas de producir y de consumir, de equidad y cooperación en las relaciones internacionales, se trata, en suma, de colocar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones, porque si las personas no están protegidas, la naturaleza tendrá, entonces, pocas oportunidades.

Para avanzar verdaderamente hacia el desarrollo sostenible debemos asumir nuestra responsabilidad local con enfoque global en la lucha que la humanidad esta encarando por preservar en el largo plazo los ciclos vitales de la vida de los que depende la existencia misma del ser humano sobre la tierra, debemos hacer un esfuerzo local con perspectiva global (Molinas 2008).

Anuncio Ing. Alfredo Molinas