Es bueno recordar que la ley conocida como “Ley de
Deforestación Cero” en el 2016 cumplía 12 años desde su promulgación, en 2004.
En ese tiempo, ha contribuido con la conservación de nuestros bosques. Sin
embargo, también hay aspectos negativos relacionados con los desafíos, según un
trabajo realizado por el Ing. Agr. (M.Sc) Alfredo Molinas Maldonado, exministro
de Agricultura y del Ambiente, y actual asesor agro-ambiental de la Mesa
Agrícola – UGP.
Estamos hablando de la ley 2524/04, que determina la “Prohibición en la
Región Oriental de las Actividades de Transformación y Conversión de
Superficies con Cobertura de Bosques”, mal llamada “Ley de Deforestación Cero”.
Hablemos primero del impacto positivo en dicha región del país. En el mejor
momento de aplicación, se registró una deforestación de 5.000 ha/año. Antes de
la ley, este número llegaba a 130.000 ha/año.
La legislación permitió que unidades productivas aprovechen recursos naturales sin usar territorios con cobertura boscosa nativa. También se evitó que instituciones como el Instituto de Desarrollo Rural y de la Tierra (INDERT) promuevan la compra de tierras con bosques para la Reforma Agraria, como lo fue el caso de las 16.000 Has. que estaban a nombre de Ulises Rodríguez Teixeira. La “deforestación cero” obligó a propietarios de bosques a hacer un uso más eficiente de la madera, el carbón y la leña. Esto, sin mencionar el mejor manejo y uso seguro de agroquímicos, y la reforestación como medida de compensación.
Los propietarios acataron la ley en un 98%. En 2008, la Unión de Gremios de la Producción (UGP) realizó un estudio que registró que hay más de 220.000 Has. de bosques nativos disponibles. Las zonas del país más favorecidas son San Pedro, Caazapá y Concepción.
La ley hizo que organizaciones internacionales, como WWF y otras Organizaciones Ambientalistas, reconozcan el esfuerzo de Paraguay. En la Región Occidental, la ley ha tenido efectos indirectos positivos. Instituciones trabajaron con propietarios de unidades productivas para que se adecuen a las demás leyes ambientales.
Pero, no podemos dejar de señalar lo negativo. Persisten prácticas de quema de bosques nativos remanentes, aprovechando épocas de sequía, y ante la debilidad de las instituciones de autorizar el uso y conversión de estas áreas. Otra realidad que no es el contrabando de rollos, leña y carbón vegetal, hacia la frontera seca con Brasil, que está fuertemente relacionada con la pasividad y/o la complicidad de las instituciones. Tampoco podemos evadir la realidad del narcotráfico: reservas forestales son quemadas para cultivo de marihuana. También hay sectores de bosques nativos que están siendo ocupados por grupos “sin tierra”. Otro aspecto negativo, es que los dueños de bosques nativos no han recibido ningún beneficio por la conservación.
Teniendo en cuenta que la ley tiene fecha de fenecimiento, es necesario revisarla. Un aspecto a analizar de la ley es que no contempla la “deforestación cero” en el Chaco, que representa el 60% del territorio nacional. En el 2018, fenecerá dicha prórroga. Por ello, se deben analizar las debilidades, especialmente en los ámbitos de control y castigo. Las conclusiones serán fundamentales para lograr otra prórroga, o hacer que sea por tiempo indefinido.
Fuente: www:facebook.com/paisajesdeproducciónverde Publicado 29th March 2016 por Peter T. Clark
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